jueves, 25 de septiembre de 2008

El 11-S y la «Inquisición estadounidense»


por Michel Chossudovsky*

«La Guerra Global contra el Terrorismo» actual no es sino una forma moderna de Inquisición. Cuenta con todos los ingredientes esenciales de las Inquisiciones española y francesa. A fin de justificar la agenda militar, se persigue a los «terroristas islámicos» y se despliega una guerra preventiva de ámbito global para «proteger a la Patria».

«La Guerra Global contra el Terrorismo» actual no es sino una forma moderna de Inquisición. Cuenta con todos los ingredientes esenciales de las Inquisiciones española y francesa. A fin de justificar la agenda militar, se persigue a los «terroristas islámicos» y se despliega una guerra preventiva de ámbito global para «proteger a la Patria».

“Se presenta la Guerra Global contra el Terrorismo” (GWOT, en sus siglas en inglés) como “Choque entre Civilizaciones”, una guerra entre valores y religiones en disputa cuando en realidad no es sino una indiscutible guerra de conquista, impulsada por objetivos económicos y estratégicos.

La GWOT es la columna vertebral del Imperio estadounidense. Define la doctrina militar de Estados Unidos e incluye el uso preventivo de armas nucleares contra los “patrocinadores estatales” del terrorismo.

La doctrina de la “guerra defensiva” preventiva y de la “guerra contra el terrorismo” contra Al Qaida constituyen las piedras angulares esenciales de la doctrina militar estadounidense. El objetivo es presentar una “acción militar preventiva”, lo que significa que la guerra es un acto de “autodefensa”, contra dos categoría de enemigos: “los Estados canallas” y los “terroristas islámicos”, de los que se afirma poseen armas de destrucción masiva.

“Como quedó de manifiesto con las pérdidas del 11 de septiembre de 2001, las víctimas civiles masivas se constituyen en el objetivo específico de los terroristas y esas pérdidas serían exponencialmente más graves si los terroristas adquirieran y utilizaran armas de destrucción masiva”. (Estrategia de Seguridad Nacional, Casa Blanca, Washington, 2002)

La Inquisición estadounidense

La “Guerra Global contra el Terrorismo” sirve para justificar que se dedique un presupuesto inmenso a defensa. Necesita “ir a la caza” de los terroristas utilizando sistemas de armamento avanzados. Mantiene una cruzada preventiva de tipo religioso contra el mal que sirve para ocultar los objetivos reales de la acción militar.

La Inquisición estadounidense se utiliza para extender la esfera de influencia de EEUU y para justificar las intervenciones militares como parte de una compaña internacional contra los “terroristas islámicos”. Su objetivo último, que jamás se menciona en las informaciones que la prensa nos ofrece, es la conquista territorial y el control de los recursos estratégicos.

El dogma de la GWOT se enunció y formuló por los think thanks neoconservadores de Washington. Se puso en marcha por el establisment de la inteligencia y del ejército. Y aparece incardinado en los discursos presidenciales:

“Hemos sabido que en este mundo hay gente malvada. Y de qué forma… Y estaremos alerta. Vuestro gobierno está alerta. Los gobernadores y alcaldes están alertas porque la gente malvada sigue aún merodeando por aquí. Como dije ayer, los que le han declarado la guerra a Estados Unidos han cometido un error terrible… Mi administración tiene un trabajo que hacer y lo vamos a hacer. Libraremos al mundo de los malvados”, (George W. Bush, CNN, 16 de septiembre de 2001).

El objeto de la “Guerra Global contra el Terrorismo” lanzada en septiembre de 2001 es galvanizar el apoyo público hacia una campaña de ámbito mundial contra la herejía. Ante la opinión pública, es fundamental contar con una “causa justa” para iniciar la guerra. Se dice que una guerra es justa si se emprende por motivos morales, religiosos o éticos.

La satanización de los musulmanes y la batalla por el petróleo

La guerra que EEUU lidera en la amplia zona centroasiática y medio-oriental tiene como objetivo hacerse con el control de extensas reservas de petróleo y gas natural. Los gigantes del petróleo anglo-estadounidenses buscan también obtener el control de las rutas de oleoductos y gaseoductos que atraviesan la región.

Los países musulmanes poseen entre el 66,2 y el 75,9% del total de las reservas del petróleo, dependiendo de la fuente y la metodología de la estimación. ( Michel Chossudovsky, The “Demonization” of Muslims and the Battle for Oil , Global Research, 4 de enero de 2007). En contraste, los EEUU de América tienen apenas el 2% del total del total de las reservas de petróleo. Iraq tiene cinco veces más petróleo que EEUU.

La satanización se aplica contra un enemigo que posee más del 60% de las reservas mundiales de petróleo. “Eje del mal”, “Estados canallas”, “naciones fallidas”, “terroristas islámicos”: satanizar e infamar son los pilares ideológicos de la Inquisición estadounidense. Sirven como casus belli para emprender la Batalla por el Petróleo.

La Batalla por el Petróleo necesita de la satanización de quienes lo poseen. El enemigo se caracteriza como el mal para poder justificar acciones militares que incluyan el asesinato masivo de civiles. (Ibid)

Los orígenes históricos de la Inquisición

El objetivo es mantener la ilusión de que “EEUU está bajo peligro de ataque” de Al Qaida. Bajo la inquisición estadounidense, Washington se autoproclamó en posesión de un mandato sagrado para extirpar el fundamentalismo islámico y “extender la democracia” por todo el mundo.

La Inquisición estadounidense tiene un armazón ideológico que en algunos aspectos es similar al orden social inquisitorial que prevaleció en Francia y en España durante la Edad Media. La Inquisición empezó en Francia en el siglo XII. Inicialmente adoptó la forma de campaña, en el sur de Francia, dirigida contra los cátaros y valdenses que desafiaban las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana.

El movimiento cátaro era una secta religiosa protegida por el orden feudal regional en el sur de Francia en contra del dominio de la Iglesia Católica y la monarquía francesa en París. “Los cátaros creían que ellos eran los verdaderos cristianos y que la Iglesia Católica era una iglesia falsa, fundada por el demonio.”

A comienzos del siglo XIII, el “Papa Inocencio III declaró una cruzada contra los cátaros” a instancias de la familia real francesa. La cruzada fue en realidad una guerra de conquista bajo el disfraz de una campaña contra la herejía.

La Inquisición que se puso en marcha contra la herejía intentaba consolidar el control territorial de la Monarquía. Proporcionó un pretexto para intervenir militarmente en el sur y suroeste de Francia, utilizando como fachada la autoridad de la Iglesia Católica.

La Inquisición se convirtió en parte de un consenso político implementado por los inquisidores de la Iglesia, impuesto por el orden feudal gobernante y apoyado militarmente. Su objetivo era mantener y preservar el orden político y el social, extendiendo los poderes del Estado central, sometiendo a los poderes regionales en Francia, utilizando la campaña contra la herejía como “justificación para emprender la guerra”. ¿Les suena?

El orden inquisitorial actual

Cualquiera que dude acerca de la legitimidad de la inquisición estadounidense (“Guerra Global contra el Terrorismo”) es un teórico de la conspiración herética o un cómplice de los terroristas.

La inquisición estadounidense es parte de un consenso bipartidista. Tanto los demócratas como los republicanos apoyan la inquisición estadounidense.

“Cazar a Osama bin Laden” forma parte de la plataforma electoral de ambos partidos políticos. De hecho es el componente central de la campaña electoral.

Yo [Barack Obama] he defendido la necesidad de enviar más recursos y más tropas para acabar la lucha contra los terroristas que nos atacaron el 11-S, y dejar claro que tenemos que eliminar a Osama bin Laden y a sus lugartenientes si se ponen a nuestro alcance (Barack Obama, discurso de aceptación de su candidatura, Convención Demócrata Nacional, Denver, agosto de 2008).

En los últimos años hemos asestado a Al Qaida un golpe serio. Pero no están derrotados y lucharán de nuevo contra nosotros si pueden. (John McCain, discurso de aceptación de su candidatura, Convención Nacional Republicana, St. Paul, septiembre 2008).

Hay un “enemigo exterior”. La Patria está bajo amenaza de ataque. Los terroristas islámicos “amenazan nuestra forma de vida”. “Debemos defendernos” preventivamente contra Osama bin Laden y sus lugartenientes.

El Mando del Norte de EEUU (Northcom), que tiene sus cuarteles en la base de la fuerza aérea en Petersen, Colorado, se estableció a principios de 2002 para proteger a EEUU contra un ataque terrorista. Se presentó ante la opinión pública como una respuesta a los ataques del 11-S. Los objetivos estratégicos reales del Mando del Norte ni se mencionaron, que utiliza además armas de defensa aéreas sofisticadas que incluyen cabezas de guerra nucleares.

Consenso político

Los portavoces del orden inquisitorial estadounidense son los medios corporativos occidentales.

Se consideran cómplices de los que amenazan a la patria estadounidense a todos aquellos que cuestionen la validez de cualquiera de esas afirmaciones o que tengan dudas sobre quién está detrás de los ataques del 11-S.

En 1232, el Papa Gregorio IX estableció un sistema de tribunales religiosos especiales que se denominaron Inquisición. Se envió a los frailes dominicos para que localizaran e interrogaran a los heréticos:

“La herejía no podrá destruirse a menos que sean destruidos los heréticos… y sus defensores y [seguidores] sean también destruidos, y esto se efectuó de dos formas:… o se convertían a la verdadera fe católica o… morían en la hoguera. (Henry Charles Lea, “ A History of the Inquisition in the Middle Ages ” , pág. 535, 1887)

Aquellos que rechazaban retractarse, que no renunciaban a su herejía, eran quemados vivos.

El Acta Patriótica actual, los tribunales militares, el campo de concentración de Guantánamo, los campos de “entregas” de la CIA, Abu Ghraib, etc., forman parte de un sistema inquisitorial avanzado. Se mantiene incomunicados a los sospechosos de terrorismo. Ni siquiera se les concede el derecho a retractarse.

El objetivo no es hacer del mundo un lugar más seguro poniendo tras las rejas a los terroristas. La agenda oculta es mantener la ilusión de que los “terroristas islámicos” constituyen una amenaza real. El objetivo es convencer a la opinión pública de que el enemigo es real.

Fabricando disentimiento

Washington no silencia a sus críticos antibelicistas. Muy al contrario. El orden social inquisitorial permite ciertas formas de desacuerdo. Es políticamente correcto que bajo una “democracia” se condene la política exterior estadounidense en los términos más firmes.

Lo que no se permite es que se cuestione la Inquisición.

Aquellos que se oponen a la administración estadounidense no son necesariamente etiquetados como herejes. Muchos activistas “progresistas”, liberales y antibelicistas, dirigidos por intelectuales importantes, creen firmemente que los musulmanes estaban tras los ataques del 11-S. “Estamos contra la guerra, pero apoyamos la guerra contra el terrorismo”.

El Nuevo Orden Mundial construye un consensus político y de los medios de comunicación ( i.e . la GWOT) pero al mismo tiempo crea y moldea su propia oposición. Establece los límites del disentimiento. “Fabrica disentimiento”.

Los candidatos presidenciales de la carrera bipartidista están apoyados por poderosos intereses corporativos entre los que se encuentran las compañías petrolíferas, Wall Street y los contratistas del sector de la defensa.

El 11-S es la piedra angular de la Inquisición estadounidense.

Las mentiras que subyacen tras el 11-S son aceptadas por el movimiento antibelicista dominante.

Se condena la política exterior de EEUU, pero se apoya la “Guerra Global contra el Terrorismo”. A sabiendas o no, ese refrendo de la GWOT por quienes proclaman que se oponen a la administración estadounidense, proporciona legitimidad al orden inquisitorial que subyace bajo las prácticas actuales de la política exterior de EEUU.

Por otra parte, aquellos que tienen serias dudas acerca de la narrativa oficial alrededor del 11-S, incluido el Movimiento por la Verdad del 11-S, son tachados de herejes y no creyentes.

La teoría de la “Guerra Justa”

La teoría de la “Guerra Justa” ( justum bellum) tiene una muy larga tradición. Se ha venido utilizando a través de la historia para apuntalar el orden social dominante y proporciona justificación para emprender la guerra.

En el caso de Afganistán, el 11-S jugó un papel esencial a la hora de justificar la invasión. Se consideró que la guerra contra Afganistán era una “Guerra Justa”, emprendida por razones humanitarias.

El 12 de septiembre de 2001, la OTAN invocó, por primera vez en su historia, el “Artículo 5 del Tratado de Washington, la cláusula de defensa colectiva”, declarando que los ataques del 11-S contra el World Trade Center y el Pentágono “representaban un ataque contra todos los miembros de la OTAN”.

Y fue a Afganistán a quien le tocó la china , sin una sola prueba y antes de llevar a cabo ni una sola investigación, de ser el “estado patrocinador” de los ataques del 11-S. La invasión de Afganistán a principios de octubre de 2001 se presentó como una operación de contraterrorismo dirigida contra los autores del 11-S y sus estados patrocinadores.

Sindicatos, ONG y muchos intelectuales “progresistas” refrendaron la invasión dirigida por EEUU-OTAN. Los sucesos del 11-S jugaron un papel esencial para conseguir los apoyos de diversos sectores de la sociedad estadounidense, incluyendo a opositores y críticos de la política exterior de la administración Bush.

La guerra contra Afganistán se había venido preparando mucho antes del 11-S. Los preparativos de guerra estaban ya en un estadio avanzado de gestación. EEUU y la OTAN dieron luz verde para emprender la guerra contra Afganistán dentro de las veinticuatro horas posteriores a los ataques del 11-S.

Los informes de la prensa no revelaron un hecho que se conoce ahora y que los analistas militares reconocen: un escenario importante de guerra no puede, en circunstancia alguna, planificarse ni desarrollarse hasta después de cuatro o cinco semanas.

El 11-S se utilizó como justificación para emprender una “guerra humanitaria”. La guerra contra Afganistán estaba planeada mucho antes de los trágicos sucesos del 11 de septiembre de 2001 y los analistas militares conocen bien ese hecho.

La Inquisición española

Durante los siglos XIV y XV, la Inquisición se extendió a otras partes de Europa. En Italia, la Inquisición iba tras los movimientos nacionalistas en regiones como Lombardía, en el norte, Venecia o Sicilia. Se utilizó para suprimir esos movimientos políticos. En el norte de Francia y de Alemania, la Inquisición utilizó el pretexto de pequeñas sectas de carácter místico para intervenir política y militarmente. Los poderes regionales, incluyendo los principados locales, rechazaron cooperar con la Inquisición. En el mundo actual, esa forma de intervencionismo se lleva a cabo enviando fuerzas especiales estadounidenses en “ayuda de los gobiernos” para que combatan el terrorismo.

España, conquistada por los musulmanes y reconquistada en parte por los cristianos en el siglo XIII, era “religiosamente heterogénea y había desarrollado una tolerancia para que musulmanes, cristianos y judíos pudieran vivir juntos en relativa paz”. Hacia finales del siglo XV, coincidiendo con un período de consolidación política y territorial, “la tolerancia española cambió abruptamente. España vio cómo surgía una forma de inquisición más despiadada y perjudicial que en ningún otro lugar de Europa”. (Bill of Rights in Action) .

La Inquisición española se caracterizó también por un proceso de construcción de consenso y de persecución de heréticos y no creyentes. La Inquisición se utilizó para apoyar el proceso de consolidación territorial en la Península Ibérica. El objetivo era reforzar la monarquía absoluta y los poderes de la aristocracia terrateniente contra las clases conformadas por los comerciantes judíos y musulmanes.

La Inquisición española se creó a instancias de la Reina Católica Isabel. En 1483, los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, establecieron un consejo destinado a dirigir la inquisición. Tomás de Torquemada, consejero de la Reina Isabel, se convirtió en el primer Inquisidor General. Torquemada había predicado anteriormente contra los conversos musulmanes y judíos. El objetivo era reprimir a las clases comerciantes que estaban surgiendo. “Un país, un gobernante, una fe” , se convirtió en el mandato del Inquisidor General.

El Papa apoyó a la Inquisición, la agenda oculta era el mantenimiento del orden feudal y las guerras coloniales emprendidas por España. La Inquisición española duró unos 300 años.

En actualmente, en EEUU, el General Inquisidor es la Secretaría del Departamento de Seguridad Interior.

El aparato legal

La Inquisición en la Edad Media se dedicaba a recoger acusaciones:

“ Si dos testigos bajo juramento acusan a alguien de herejía, la persona acusada sería mandada llamar; opiniones, prejuicios, rumores y cotilleos, todo se aceptaba como prueba. Al acusado jamás se le decían los nombres de los acusadores, ni siquiera sabía exactamente de qué le acusaban.

Los inquisidores examinaban al acusado en secreto. Cualquiera que se negara a confesar de inmediato asumía que era culpable. Los inquisidores tan sólo estaban cualificados en religión, e intentaban atrapar al acusado con preguntas religiosas. Por ejemplo, un inquisidor podía preguntar: “¿Crees en lo que la sagrada iglesia cree?”

“Soy un fervoroso cristiano”, podía responder aterrado el sospechoso.

“ ¡Esto es!”, podía gritar el inquisidor. “¡Ya sabemos que crees en herejías! ¡Estás diciendo que tus creencias son el verdadero cristianismo y que la iglesia es falsa!” ( Bill of Rights in Action )

No se permitían abogados porque se consideraba herejía defender a un herético:

“Torturarían a quienes se negaban a retractase. Durante la tortura, los inquisidores religiosos actuarían como testigos para recoger confesiones o anotar los nombres de otros herejes. El gobierno también cumplía la sentencia final de encarcelamiento o muerte.

Aquellos que se retractaban inmediatamente podían recibir una sentencia bastante leve, rezar plegarias, ayunar, ser azotados en público o hacer una peregrinación. Algunos de los que se retractaban eran obligados a llevar una cruz amarilla de fieltro cosida en todas sus ropas. La cruz les marcaba como anterior herético y mucha gente se apartaba de ellos con temor.

Muchos de los que se negaban a abjurar enseguida eran sentenciados a prisión perpetua. Si se negaban en redondo a abjurar, la Inquisición les devolvía a las autoridades del gobierno para que les quemaran vivos. Algunos inquisidores eran tan rigurosos que les perseguían hasta a los muertos. Si una persona muerta era acusada de herejía, desenterraban los huesos y los quemaban.

Para la mayoría de los acusados de herejía, no había apelación posible. Los que poseían alguna riqueza o poder podían presentar una súplica ante el Papa para que cambiara la sentencia pero, para la mayoría de los condenados, la sentencia era definitiva. Las familias de los enviados a prisión o a la hoguera perdían sus propiedades”.

( Bill of Rights in Action , véase History of the Inquisition ).

Actualmente, el sistema legal de EEUU tiene todos los rasgos fundamentales de un orden inquisitorial. Se permite la tortura “en determinadas circunstancias”, según una “opinión legal” del Departamento de Justicia de agosto de 2002.

“Si un empleado del gobierno torturara a un sospechoso cautivo, ‘lo haría para impedir nuevos ataques contra los Estados Unidos por parte de la red terrorista de Al Qaida’, decía el memorandum de la asesoría legal del Departamento de Justicia redactado en respuesta una petición de la CIA solicitando orientación legal. Añadía que los debates se centraban en que la “necesidad y autodefensa podían proporcionar justificaciones que eliminarían cualquier responsabilidad criminal” posterior. (Véase el Washington Post del 7 de junio de 2004).

“Incluso aunque un método de interrogatorio sobrepasara la línea establecida en la Sección, la aplicación de la medida no supondría que la autoridad del Comandante en Jefe del Presidente infringía la Constitución; creemos que bajo las circunstancias actuales [la guerra contra el terrorismo], se podrían alegar ciertas justificaciones en virtud de la defensa que potencialmente eliminarían la responsabilidad criminal”. (Pdf con el Memorandum completo del Departamento de Justicia del 2 de agosto de 2002)

La tortura

“La Inquisición española fue especialmente aterradora debido a sus inherentes características. Los acusados nunca sabían quiénes eran sus acusadores. Una vez arrestados, perdían todas sus propiedades”.

“Esas propiedades eran entonces administradas, en primer lugar, por la Corona, y posteriormente por la Inquisidor General…

Incluso si el acusado se convertía en un devoto cristiano, era tratado tan severamente como fuera posible debido a sus antecedentes. No se permitía que el acusado dispusiera de abogado o asesoramiento para su defensa, y se mantenían en secreto los nombres de todos los testigos”. (Jason L. Slade, The Spanish Inquisition, 6 de agosto de 1996).

La tortura estaba al orden del día. Al acusado no se le permitía tener abogado.

Los métodos de tortura utilizados en la Edad Media, incluido el tormento del agua, presenta un peculiar parecido con las técnicas de tortura aplicados por los inquisidores actuales de la CIA:

“Debido a que los juicios eran sobre asuntos espirituales, era la Iglesia la que llevaba el control de aquéllos. Sin embargo, los castigos eran normalmente muy físicos, por lo que eran ejecutados por el estado. Había muchas modalidades de torturas físicas para lograr las confesiones. Las dos más famosas o infames eran el strappado o la polea, y el aselli o tormento del agua (Jason L. Slade, The Spanish Inquisition, 6 de agosto de 1996).

Los informes de Alfred Mc Coy a ese respecto exponen que la CIA:

“había añadido a menudo a su repertorio de métodos sin tocar al interrogado métodos físicos que eran reminiscencias de las torturas propias de la Inquisición: el strappado, el método del agua, la “cigüeña invalidante” y las “máscaras de burla”. Por ejemplo, en 2002, en el centro de la CIA situado cerca de Kabul, los interrogadores estadounidenses obligaban a los prisioneros a “permanecer quietos con las manos encadenadas colgando del techo y los pies con grilletes”, provocando un efecto similar al strappado. En lugar de la “cigüeña invalidante”, un armazón de hierro de la Inquisición para hacer que el cuerpo de la víctima se retorciera, los interrogadores del a CIA hacían que sus víctimas asumieran “posiciones de estrés” parecidas sin mecanismos externos, de nuevo con el objetivo de lograr el efecto psicológico del dolor autoinducido… ( Alfred Mccoy, The Hidden HIstory of CIA Torture : America’s Road to Abu Ghraib , Global Research, diciembre 2004). (Traducción al español en: http://www.desdeabajo.info/articulos_en_pdf.php?id=281)

En España, en el siglo XVI, se aceptaba la Inquisición. Había consenso. Se había hecho creer a la población que era algo bueno, que la tortura “servía para purificar la sociedad”.

“Un obispo aparecía y gritaba los nombres de los condenados. Después se sacaba a los condenados, que vestían ropajes negros decorados con demonios rojos y llamas. Los funcionarios del gobierno les ataban a la estaca”.

“¿Renuncias a tu herejía contra la sagrada iglesia?”, le preguntaría un sacerdote.

Si alguien se arrepentía, se le estrangulaba antes de quemarle. La mayoría, sin embargo, permanecía en silencio o en actitud de desafío. Se prendía la hoguera y la plaza se llenaba con los gritos de los herejes y los vítores de la multitud” (citado en Bill of Rights in Action, op cit).

Cualquiera que se atreviera a cuestionar la validez de esa “guerra contra el terrorismo” era tachado de terrorista y sometido a las leyes anti-terroristas que, en aquella época en España, suponían la muerte.

En el entorno inquisitorial actual, muchas personas se sienten escépticas sobre el 11-S pero nadie se atreve a cuestionar la validez de la guerra contra el terrorismo.

“Esos son mala gente y los perseguiremos y los eliminaremos”. El discurso es casi el mismo.

El objetivo último es someter a los ciudadanos, despolitizar totalmente la vida social en EEUU, impedir que la gente piense y pueda elaborar conceptos, que analice los hechos y desafíe la legitimidad del orden social inquisitorial que gobierna en EEUU.

La Gran Mentira se convierte en la Verdad. El objetivo es en último extremo transformar las realidades, ponerlo todo al revés.

La guerra aparece como paz, como una misión humanitaria que merece la pena, y el desacuerdo pacífico se convierte en herejía.

El objetivo es crear una atmósfera de temor e inseguridad para poder implantar el Nuevo Orden Mundial.

En palabras de Monthy Phyton:

¡NADIE se espera la Inquisición española!

Nuestra principal arma es la sorpresa… la sorpresa y el temor… el temor y la sorpresa…

Nuestras dos armas son el temor y la sorpresa… y la eficacia implacable…

Nuestras *tres* armas son el temor, la sorpresa y la eficacia implacable… y una devoción casi fanática hacia el Papa…

Nuestras *cuatro*… no… *Entre* nuestras armas… Entre nuestro armamento… hay elementos como el temor, la sorpresa…

Empezaré de nuevo. (Monthy Phyton, La Inquisición Española)

¿Cómo revertir la corriente?

Socavar la Inquisición;

Revelar las mentiras tras el 11-S;

Romper el consenso;

Revelar los crímenes cometidos por los ocupantes de los altos despachos;

Derribar a los inquisidores:

“Millones de seres han sido engañados acerca de las causas y consecuencias del 11-S.

Por todo lo ancho y largo, la imagen de un “enemigo exterior” se ha ido instilando en la conciencia de los estadounidenses. Al Qaida amenaza a EEUU y al mundo. La revocación de la democracia bajo la legislación del Acta Patriótica es presentada como un medio que proporciona “seguridad interior” y mantiene las libertades civiles.

Cuando el pueblo de EEUU y de todo el planeta averigüe que Al Qaida no es un enemigo exterior sino una creación de la política exterior estadounidense y de la CIA, la legitimidad de la agenda bélica bipartidista se derrumbará como una baraja de cartas…” ( Michel Chossudovsky, “America’s War on Terrorism” , Global Research 2005).

Enlace con texto original:
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=10144


11-S : dudas sobre la historia oficial

Por fin. El periódico Diagonal, se supone de los más "alternativos", publica ALGO sobre los autoatentados del 11 de Sept. del 2001. Ya todos aquellos, de "izquierdas", con demasiado verguenza o miedo a la realidad que supera la ficción, ya podéis creer lo que sabes, ya que vuestra "voz oficial" lo permite

SIETE AÑOS DESPUÉS DE LOS ATENTADOS EN LAS TORRES GEMELAS Y EL PENTÁGONO, PERSISTEN LOS PUNTOS OSCUROS

11-S : dudas sobre la historia oficial

Fernando Berrendero / Madrid


Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, numerosos indicios, pruebas y hechos comprobados ponen en duda la versión oficial que dio el Gobierno de Bush sobre lo que sucedió aquel día.

Según relata el veterano periodista y corresponsal de guerra Robert Fisk en un artículo en The Independent de septiembre de 2007, siempre que da una charla alguien pregunta : “¿Por qué siendo un periodista libre no dice la verdad del 11-S ?”. Fisk, a pesar de dejar claro que no cree en conspiraciones y “locas investigaciones (...) a cuya lectura cualquier hombre sano debería preferir la de la guía telefónica”, reconoce que se encuentra cada vez más desconcertado con la versión oficial de lo que ocurrió el 11 de septiembre : “¿Dónde están las partes de las aeronaves del ataque al Pentágono ? (...) ¿Por qué los restos del vuelo 93 [el que se estrelló en Pensilvania] se esparcieron por un radio de kilómetros, cuando se supone que se estrelló entero en un campo ? (...) ¿Qué pasó con la tercera torre, el llamado World Trade Center Building 7, que colapsó por sí misma en 6,6 segundos a las 17.20h del 11 de septiembre ?...”. Robert Fisk, al igual que numerosos periodistas y medios de comunicación, se ha preocupado por estas y otras cuestiones desde el mismo día de los atentados. Recogemos algunas de las principales líneas de investigación que ponen en entredicho la historia oficial de los atentados.

La preparación

La magnitud del atentado señaló al multimillonario saudí, antiguo colaborador de la CIA en Afganistán, Osama Bin Laden, por ser el único con suficientes recursos para planear y ejecutar un ataque de esas dimensiones. Sin embargo, las primeras dudas sobre la autoría aparecen el mismo 11 de septiembre. Siete años de investigación han arrojado más interrogantes. Empezando por el propio FBI : según informa en su página web, Bin Laden es buscado por su implicación en los atentados que tuvieron lugar en 1998 contra las embajadas de EE UU en Kenia y Tanzania, y en 2000 contra el destructor USS Cole frente a las costas de Yemen, pero no por los atentados del 11-S. Por otra parte, analistas de todo el mundo, como el periodista Alex Jones o el senador demócrata Dennis Kucinich, han puesto en duda que el atentado terrorista más complejo cometido dentro de EE UU, que involucraba el secuestro de cuatro aviones, que partían desde tres aeropuertos diferentes, pudiese ser planeado y organizado desde una cueva en las montañas de Afganistán.

Otro de los elementos que suscitaron dudas desde el principio fue la aparición de pruebas prefabricadas. Tras la nube de fuego y polvo que hundió las Torres Gemelas, apareció intacto el pasaporte del jefe de los secuestradores, Mohammed Atta, según publicó The Guardian el 19 de marzo de 2002. Sin embargo, las cajas negras de los aviones, diseñadas para aguantar accidentes aéreos, quedaron prácticamente inservibles. Igualmente, en el aeropuerto de Boston se encontró un coche alquilado a su nombre, dentro del cual había una guía para pilotos en árabe y un Corán, según se informaba en el mismo artículo del periódico británico.

Un topo entre los secuestradores

Según el informe oficial de la Comisión de Investigación del 11-S, preparar un atentado como éste llevaría unos dos años. La oposición demócrata criticó que durante todo ese tiempo, el FBI no fuera capaz de detectar una red terrorista formada por al menos 20 personas. Y todo eso a pesar de que un compañero de piso de dos de los secuestradores –Khalid Almihdhar y Nawaf Alhazmi– era un topo que había trabajado estrechamente con la oficina del FBI de San Diego, según publicó Newsweek Magazine en septiembre de 2002.

John O’Neill, uno de los mayores expertos en antiterrorismo del FBI, dimitió de su cargo de director adjunto del FBI a finales de agosto de 2001. O’neill dijo a los periodistas Jean-Charles Brisard y Guillaume Dasquie que “el principal obstáculo para investigar el terrorismo islamista son los intereses petroleros de Estados Unidos”, cita que aparece reflejada en la página del Partido Demócrata estadounidense. O’Neill había investigado el primer atentado contra las Torres Gemelas, en 1993, así como otros ataques perpetrados por grupos yihadistas. No obstante, renunció a su cargo, cansado de las interferencias en su trabajo, según la misma investigación. Tuvo la mala suerte de ser contratado como jefe de seguridad del World Trade Center, siendo su primer día de trabajo el 10 de septiembre de 2001. Murió en los ataques del día siguiente, según difundió la CNN.

Tras el atentado contra las Torres de febrero de 1993 el papel del FBI fue fuertemente criticado : durante el juicio se reveló que uno de los implicados, Emad Ali Salem, trabajaba a las órdenes de un agente especial del FBI, John Anticev. El 29 de septiembre de ese año, cuando casi finalizaba el juicio, el informante del FBI, Salem, presentó ante el tribunal horas de conversaciones telefónicas grabadas con agentes de dicho organismo de seguridad. Los diálogos del FBI y su informante fueron publicados por The New York Times, The Washington Post y The Daily News, y empañaron el trabajo de investigación de los agentes federales sobre el atentado. “Si hubiéramos seguido haciendo nuestro trabajo, esa bomba no habría explotado jamás. Es verdad, nos equivocamos”, decía la voz del agente John Anticev en la cinta. Salem declaró ante el tribunal : “En determinado momento, el FBI pensó en sustituir los explosivos por un polvo inocuo, pero el plan fue anulado”.

El papel de la CIA

Se ha informado a menudo de que Bin Laden padece una insuficiencia renal, por lo que tiene que recibir tratamientos de diálisis. Según informaron los diarios The Guardian y Le Figaro, citando fuentes del espionaje francés, Bin Laden recibió tratamiento en un hospital militar estadounidense en Dubai, en julio de 2001. Durante su estancia, fue visitado por familiares, altos cargos del espionaje saudí, y por el jefe local de la CIA, según estos medios. Por esas épocas, Bin Laden ya era el terrorista más buscado por el FBI, por su implicación en los atentados contra las embajadas de Kenia y Tanzania y el destructor de la marina estadounidense USS Cole.

Por otra parte, los servicios secretos pakistaníes (ISI) son conocidos por su estrecha relación con la CIA desde la invasión de Afganistán por parte de la URSS. El periódico The Wall Street Journal y The Guardian informaron el 22 de julio de 2004 que el jefe del ISI, Mahmoud Ahmed, hizo una transferencia a Mohammed Atta, el supuesto líder de los secuestradores del 11-S, por valor de 100.000 dólares poco antes de los ataques. El mismo 11 de septiembre, Ahmed se encontraba de hecho en Washington, donde se reunió con el entonces director de la CIA, George Tenet y con Marc Grossman, el subsecretario de Estado de Asunto Políticos, según el mismo artículo.

Según publicó el periódico israelí Haaretz en su edición del 26 de septiembre de 2001, la empresa de servicios de mensajería instantánea Odigo informó que dos empleados suyos recibieron sendos avisos sobre el atentado dos horas antes de que éste se produjera. Odigo tenía su sede en la ciudad israelí de Herzliya, si bien la oficina de Nueva York se encontraba en el complejo World Trade Center. Junto a estos dos empleados de Odigo, Willie Brown, alcalde de San Francisco, afirmó haber sido advertido de que no volara el día 11 de septiembre, según publicó el periódico San Francisco Chronicle un día después de los ataques.


EL ARTE DEL ‘CASUS BELLI’

1898 - ACORAZADO MAINE. _La explosión del acorazado estadounidense Maine frente al puerto de La Habana desencadenó la guerra entre España y EE UU, a pesar de las evidencias presentadas que apuntaban a una explosión interna.

1915 - LUSITANIA.
El hundimiento de este barco alentó la entrada de EE UU en la I Guerra Mundial. Antes de partir de Nueva York, la embajada alemana publicó anuncios en periódicos, advirtiendo de que el trasatlántico navegaría por zona de guerra, lo que le hacía susceptible de ser hundido. El Lusitania se dirigió a una zona en la que se sabía que operaban submarinos alemanes.

1941 - PEARL HARBOUR.
El ataque japonés a la base de EE UU provocó su entrada en la II Guerra Mundial. Antes del ataque, en palabras del ministro de la Guerra, Henry Stimson, la cuestión era cómo conseguir que “los japoneses hicieran el primer disparo”. Antes del ataque, el 83% de los estadounidenses estaba en contra de involucrarse en la guerra. Después del ataque, un millón de hombres se alistaron voluntarios.

1962 - LA OPERACIÓN NORTHWOODS.
Ésta fue planeada en el marco de la Operación Mangosta, para proporcionar al Gobierno de EE UU apoyos para una invasión a Cuba. La Operación Northwoods consistiría, entre otras medidas, en el lanzamiento de ataques a fuerzas estadounidenses, junto con una campaña de atentados terroristas en República Dominicana, Haití, o incluso en Estados Unidos, perpetrados por oficiales de los servicios secretos y el Ejército estadounidense con uniformes del Ejército cubano.

1964 - EL INCIDENTE EN EL GOLFO DE TONKIN.
Fue el desencadenante de la intervención masiva por parte de EE UU en Vietnam. Según se informó, barcos estadounidenses fueron atacados por torpederos norvietnamitas el 2 y el 4 de agosto de 1964, lo que llevó al Congreso de EE UU a autorizar al presidente Johnson a intervenir en cualquier país del sureste asiático para contener el comunismo. Sólo hay un problema : el ataque nunca se produjo. Según se reveló en 2005 NSA, el 2 de agosto fue el barco estadounidense el primero en abrir fuego, mientras que el 4 de agosto no había ningún barco vietnamita en la zona.

2008 - IRÁN.
A finales de julio, según reveló el periodista estadounidense Seymour Hersh, la oficina del vicepresidente Cheney planeaba construir barcos similares a los torpederos iraníes para perpetrar ataques contra barcos o instalaciones estadounidenses, y de este modo tener una excusa para atacar Irán.


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